viernes, 16 de febrero de 2007

Empiezan a importarme un bledo las derrotas (I)

España pierde el primer punto de la eliminatoria de octavos de final de la Copa Davis. Tras las renuncias de Federer y Robredo y las lesiones de Wawrinka y Nadal, Fernando Verdasco no es capaz de ganar a un jugador que no está entre los 100 mejores del mundo... ¿Me importa?, ¿me duele? En absoluto (por otra parte era obvio que íbamos a clasificarnos).

¿Me hubiera importado en 1998, por ejemplo? Sí, mucho. Lo que ha pasado lo sé perfectamente. Se trata de que he estado 10 años porfiando para que España gane la Copa Davis, luchando, sufriendo, gritando, saltando, poniéndome triste... pero un buen día en Barcelona ganamos al fin a Australia y conseguimos todo lo que quería. Incluso 4 años después volvimos a repetir, ¡increíble! Y es exactamente lo que les ocurre a muchos aficionados, que una vez se consigue el ansiado triunfo se tranquilizan y se sosiegan y bajan mucho la intensidad; en otros casos, es verdad que se crea una presión añadida para que todos los años se consiga el triunfo, pero en definitiva se nota que esa tensión ha bajado porque el éxito ya se consiguió. Podría nombrar muchos hechos, y empezaré por los otros deportes de equipo:

Baloncesto: Tras mucho deambular por los cuartos de final, por finales de Europeos, por eliminaciones arbitrales ante griegos o italianos, por canastas finales no anotadas; hicimos un equipo imbatible y nos llevamos el Mundial. Ahora somos los actuales campeones, y queremos seguir ganando siempre, pero si perdemos, no pasará nada, porque ya se consiguió el triunfo. La derrota dolerá menos, porque bastará con recordar aquel 3 de septiembre de 2006, aquella maravillosa defensa de un equipo sin su estrella, y aquellos triples de Garbajosa y Navarro.

Balonmano: Muchos años aprendiendo de los países del Este, hasta que al fin llegaron los 90, donde aún perdíamos, pero quedábamos rozando las medallas, y quedando eliminados por uno o dos goles. En este siglo, Campeones del Mundo. Ahora hemos quedado séptimos del mundial, y la verdad es que no me importa, porque me basta con echar un vistazo a aquel 4 de febrero de 2005, a mís lágrimas escuchando el We Are The Champions, a los saltos de alegría de Romero, Garralda, Uríos, Barrufet... a las lágrimas de los que tanto lucharon y se fueron justo antes del triunfo: Dujshebaiev, Masip, Urdiales, Guijosa...

Waterpolo: La verdad es que estamos ahora en una travesía del desierto, y que Estiarte, Rollán (¡pobre porterazo!), Sans, Gómez... ya no están hace un lustro, pero basta con echar un pequeñito vistazo atrás para ver cómo maniatábamos a húngaros, italianos, yugoslavos, rusos, croatas, bajo el yugo del mejor waterpolo de la historia. Ahora juegan los del relevo, y no lo hacen mal, y Ballart, Gabi Hernández o Iván Pérez nos recuerdan aún que el espíritu de aquel equipo que cantó el himno en Fukuoka ante los sorprendidos japoneses, sigue vivo.

Fútbol: Aquí no, aquí seguimos esperando, confiando en que algún día llegará, por eso reconozco que por una vez en esto el fútbol sí merece más atención que los demás. ¿Merece? Venga sí, que en la Eurocopa triunfamos.

Hockey Patines: Somos los mejores, ahí no hay duda, ni bajaremos el nivel nunca. Unos años quedaremos en semifinales, otros perderemos la final, pero de ahí no pasa.
Hockey Hierba: Estamos ahí ahí, pero nunca bajamos tampoco el nivel. Falta el gran triunfo, así que como en el fútbol hay que seguir esperando.
Voleibol: Posiblemente nuestro gran triunfo fue estar en unos JJOO, con un equipo muy inferior a los que allí estuvieron. Fue un 'boom' que comenzó en Barcelona'92, y que tendría como final la retirada de Rafa Pascual (el mejor jugador de los últimos años).

Fútbol Sala: Aquí habría que decir igual que en el baloncesto, que somos los campeones mundiales y que pasaron muchos años de penurias bajo el yugo de Brasil hasta que al fin se consiguió el increíble triunfo en 2000 ante los sudaméricanos. Un día perderemos el Mundial, y ese día me acordaré de Paulo Roberto, Javi Sánchez, Javi Rodríguez, Luis Amado, Jesús Clavería, Kike y Joan, Julio... Y cualquier derrota será muy dulce al unirla a ese recuerdo.

Y como representante de todos los demás, una mención para el Rugby, que algún día tendrá en este país algo más de repercusión, como en Italia o Francia, que son capaces de codearse con las grandes de las islas británicas con más tradición. Atletismo, Natación, Ajedrez... aún faltan muchos triunfos.

Continuará con los deportes individuales...

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